Creo que fue una jornada inolvidable para los chavales. Muchos de ellos nunca habían estado en la Ciudad Deportiva como así fue por la mañana. Después del partido que jugamos con el Zaragoza nos invitaron a comer en la Ciudad Deportiva y bajamos a ver al Real Zaragoza en la Romareda.
Fue una jornada en la que la cara de felicidad de los chavales nos transmitió, también a nosotros, esa alegría que tiene que haber en este tipo de eventos.
Nosotros llevamos un año y medio entrenando, es el primer partido que se ha jugado con el Zaragoza y encima logramos una victoria que, al fin y al cabo, es lo menos importante, pero te marchas más contento.
Una jornada que para nosotros y lo que estuvimos se va a quedar siempre en el recuerdo.